LA PRIMERA GRAN SONRISA DE LA TEMPORADA…
El piar de los pájaros anuncia la presencia de una primavera que hace tiempo se hizo manifiesta entre nosotros. Tan caluroso amanecer sólo anuncia momentos de gozo si practicas carreras de montaña. Es el caso de este grupo de ilusionados y apasionados corredores o ‘trail runners’, que resuena con más clase…
El escenario, inmejorable, era el Cross de Cebreros (Ávila), el hogar del club ‘Correlindes’. Ellos también forman un nutrido grupo de avezados corredores de montaña, con resultados extraordinarios pero sobre todo capacidad para disfrutar con ellos si tienes la suerte de cruzártelos en carrera.
Nosotros somos un grupo heterogéneo, pero decidido y dispuesto a sonreír a cada zancada. Iñaki, ‘Vedraman’, José, ‘el jefe’, Carlos, ‘Swede’, Ángel, el duatleta, Rafa, ‘el cocinero’, y Sergio formábamos en la línea de salida, pero antes habíamos compartido buenos ratos con José Ceballos, Óscar, viejos conocidos del Correlindes y amigos de la infancia como Javi, Fran, Pablo, Víctor e Isaac…
Los nervios afloran y las zapatillas resoplan en el asfalto de la plaza central de Ceberos. Es la primera para algunos (Carlos y Ángel), la confirmación para otros (Iñaki o José) o la oportunidad de recobrar sensaciones en los veteranos (Rafa y Sergio).
Carlos y Ángel hacen uso de su buen motor y se codean con la ‘élite’ porque los primeros puestos son siempre gozosos mientras que Iñaki y José calibran mejor sus fuerzas y Rafa y Sergio se diluyen en la mitad del grupo tratando de aprender de la carrera. Ángel exhibe en cada rampa su enorme capacidad para ‘running-retos’ y ni siquiera parpadea cuando comparte cabeza de cartel pasados los kilómetros con los elegidos para el triunfo. Tanto que finaliza en un cuarto puesto que le eleva al podio de veteranos y enorgullece aún más nuestro corazón.
Carlos, en su paso del asfalto a la montaña, sufre alguna de las inclemencias de esta adaptación, pero destaca de nuevo. Un crono fantástico para un ‘sueco’ prometedor, que dará mañanas de gloria a esta disciplina fruto de su gran capacidad y su infatigable análisis de todas las circunstancias que rodean una prueba en la que saca a pasear sus Adidas o sus Asics Trabucco.
Iñaki, un veterano con clase o mejor la clase de un veterano capaz de adaptarse a los desniveles como quien hace gala de unas manos sensibles para tocar dulces sintonías junto a un piano, cuajó una carrera mayúscula. Siguió de cerca a Carlos con una enorme sonrisa, la misma que exhibió en meta, orgulloso de su rendimiento y a escasos segundos del podio de veteranos.
Tampoco anduvo lejos José Manuel, otro veterano con tanta experiencia que centró su interés en recordar qué supone dejar de lado el reloj y los ritmos ‘asfalteros’ para bregarse con la tierra, las rocas, las subidas verticales o los descensos vertiginosos. El ‘jefe’ rayó a gran altura pese a sufrir un esguince, la menor de las heridas cuando se practica un deporte extremo, sí, extremo porque cualquiera que vea bajar a un ‘trail runner’ así lo piensa.
Entre la élite y los ‘globeros’ llegaron a meta Rafa y Sergio, dos veteranos curtidos que eligieron otro modo de ver la carrera. Rafa se merece siempre medalla cuando llega a meta, aunque nunca se la den. Su infatigable capacidad para superar adversidades y presentarse siempre en línea de salida es admirable. Hizo su carrera, acompañado de Sergio, quien le debía 22 kilómetros de aliento y animación por los buenos ratos que le hace pasar. El ‘cocinero’ no mejoró el crono, pero disfrutó de la carrera más que otras veces, llegando a meta satisfecho del trabajo realizado y luciendo una enorme sonrisa de satisfacción. ¿Existe acaso un premio más importante?.